viernes, 4 de mayo de 2007

Capítulo 5 - ¿Qué evita el paso?

Empezó a caer la tarde, el viento sopló más fuerte y todo se torno sombrío antes que la puerta se abriera. Era el tipo con el cual Clara rehizo su vida.

Un hombre un par de años mayor que ella y que ya llevaba una separación y un hijo. Vive con Clara y Camila, pero su hijo, en otra ciudad con su madre.

Desde que nos separamos, ella comenzó a juntarse con él en busca de apoyo. Pasó un tiempo y lo que era amistad se convirtió en amor. A pesar de que ya no estuviéramos juntos, siempre me sentí bien de saber que su vida y la vida de Camila pudieron estabilizarse.

Mientras Jorge botaba la basura, yo estaba a su lado, tratando de leer su mente. Mirándolo a los ojos, esperando descubrir si seguía amando la familia que ahora poseía.

Segundos después regresaba a la casa y quise entrar, pero no pude.

Comencé a rodear la casa, miraba a través de las ventanas y veía las siluetas en el interior. ¿De quién era esta casa? ¿Algún pariente o algo?, porque la casa de ellos estaba bastante lejos.

Llegué a la parte de atrás y se dejaba ver un terreno con pasto bastante grande. En el patio había un perro descansando que me asustó. Siempre me asustaron un poco los perros. Y fue raro, porque estoy muerto y podría jurar que el animal me miró y me siguió con la mirada, pero no ladró. No emitió un solo sonido. Solo se quedó quieto y sus ojos siguieron mis pasos mientras avanzaba.

Por el otro lado de la casa, encontré unas cajas llenas de cachureos.

Alcancé a ver cuadernos usados, zapatos viejos y algunos discos rotos. Traté de tocar uno y sentí una presión en mi espalda.

- ¡Chucha! - exclamé y giré rápidamente, pero no vi a nadie.

Miré alrededor y nada. No había nadie.

Retrocedí y empecé a alejarme de la casa. Sentí un poco de miedo. Miedo a lo desconocido.

Me sentí como novato, como iniciado en algo incomprensible.

- Volveré a verlas mañana - pensé.

Caminé hacia la entrada y avancé calle abajo.