Capítulo 5 - ¿Qué evita el paso?
Empezó a caer la tarde, el viento sopló más fuerte y todo se torno sombrío antes que la puerta se abriera. Era el tipo con el cual Clara rehizo su vida.
Un hombre un par de años mayor que ella y que ya llevaba una separación y un hijo. Vive con Clara y Camila, pero su hijo, en otra ciudad con su madre.
Desde que nos separamos, ella comenzó a juntarse con él en busca de apoyo. Pasó un tiempo y lo que era amistad se convirtió en amor. A pesar de que ya no estuviéramos juntos, siempre me sentí bien de saber que su vida y la vida de Camila pudieron estabilizarse.
Mientras Jorge botaba la basura, yo estaba a su lado, tratando de leer su mente. Mirándolo a los ojos, esperando descubrir si seguía amando la familia que ahora poseía.
Segundos después regresaba a la casa y quise entrar, pero no pude.
Comencé a rodear la casa, miraba a través de las ventanas y veía las siluetas en el interior. ¿De quién era esta casa? ¿Algún pariente o algo?, porque la casa de ellos estaba bastante lejos.
Llegué a la parte de atrás y se dejaba ver un terreno con pasto bastante grande. En el patio había un perro descansando que me asustó. Siempre me asustaron un poco los perros. Y fue raro, porque estoy muerto y podría jurar que el animal me miró y me siguió con la mirada, pero no ladró. No emitió un solo sonido. Solo se quedó quieto y sus ojos siguieron mis pasos mientras avanzaba.
Por el otro lado de la casa, encontré unas cajas llenas de cachureos.
Alcancé a ver cuadernos usados, zapatos viejos y algunos discos rotos. Traté de tocar uno y sentí una presión en mi espalda.
- ¡Chucha! - exclamé y giré rápidamente, pero no vi a nadie.
Miré alrededor y nada. No había nadie.
Retrocedí y empecé a alejarme de la casa. Sentí un poco de miedo. Miedo a lo desconocido.
Me sentí como novato, como iniciado en algo incomprensible.
- Volveré a verlas mañana - pensé.
Caminé hacia la entrada y avancé calle abajo.
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