viernes, 4 de mayo de 2007

Capítulo 1 - Y sucedió


Finalmente pasó.

Sólo en mi casa, un día de mayo.

Iba llegando, estaba por abrir la puerta cuando un flaite que salió de no sé donde me agarro del cuello y me puso un cuchillo en mi costado.

- ¡Suelta la billetera!, conchetumare

Yo me asusté como nunca antes, trataba de llevar mi mano a mi bolsillo a pesar de que los nervios me entumecían.

- ¡Suéltala gueón! - me dijo otra vez.

Mi billetera yo la guardo adelante, porque atrás es peligroso. Te la pueden sacar. Que ironía porque el flaite, al ver que mi mano no iba al lugar usual para una billetera, me pegó en el pecho con la cacha del cuchillo.

- ¡Pa'onde vay gueón! - y nuevamente me puso el cuchillo en el costado y me apretó más el cuello.

Le dije que le iba a pasar la billetera, que se calmara. Pero eso lo enfureció.

- ¡Te creí muy choro gueón! - me dijo.

- No, no - le dije.

- ¡Pasala! - ya gritaba.

De pronto se sintió un ruido, como de alguien acercandose. Eso aflojó la presión de mi cuello y yo cometí el peor error de mi vida. Traté de safarme.

Cuento corto, me safé, me agarró, me clavó el cuchillo, me quito la billetera, me sacó el cuchillo y salió corriendo.

Me entró el pánico a estar grave, estiré mi mano y abri la puerta. A gatas entré y cerré. No quería que volviera por más. Me acercaba al teléfono cuando me miré la herida. Y era más grande de lo que pensaba.

Tomé el teléfono y marqué 133, el único número que me vino a la mente. Esperaba que respondieran mientras sentía que los sonidos se alejaban, que la imagen se distorsionaba como cuando estas ebrio.

- Carabineros buenas noches

Todo se volvió negro. El sonido desapareció, como cuando te desmayas o se te apaga la tele con los copetes. No supe nada más.

Cuando abrí los ojos, ya era de mañana. Pero había algo raro.

Estaba de pié. Mirando hacia la ventana. Estaba tranquilo. No sentía dolor ni nada.

Entonces recordé lo que había pasado.

Giré mi cabeza y vi mi cuerpo sobre una gran mancha roja en la alfombra del living.